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4:00 am.

Desde lejos, mi llamado no logra escucharse; se confunde con el ruido del tiempo y el pasar de los días. Personas que se atraviesan en medio y distorsionan el mensaje, y el mensaje nunca llega. Tus oídos distraídos sólo escuchan la tormenta, ahí donde sueñas llueve cada día y no puedes oírme (¿Aún quieres oírme?), y el llamado vaga como las hojas perdidas en el viento, te llamo pero no respondes, te alejas y entonces también me alejo, porque me da miedo olvidar responder cuando tú me llames.

Pasado.

El mar aún se escucha cuando pongo mi oído en tu pecho. Sé que extrañas los días largos y al viento, pero no quieres volver. Cuando me levanto y me miras fijo, veo en tus ojos el agua salada que intentas mezclar con los recuerdos más felices que has tenido conmigo, pero en el fondo sabes que yo llegué después.

Amarillo.

Me quedé dormida. Y cuando desperté, me di cuenta que el tiempo había pasado y yo era más vieja. Pero no más lista.  Se desvaneció en segundos el recuerdo del sueño que tuve el día de ayer, el ayer que fue hace casi ocho años. Un árbol de durazno, ojos que jamás había visto y las casas más solitarias del mundo. Poderes sobrenaturales y mis mayores deseos cumplidos. Todo perdió contexto en cuanto miré la luz del día y la enfermera tomó mi mano. -Bienvenida.- -¿A dónde, señorita?- -Al futuro.-

Hasta mañana.

Se fue, mi sueño se fue; a soñar. A soñar con el mundo que dejó suspendido en las grietas de su memoria. ¿En dónde te encontraré ésta vez? Sueña bonito mi sueño, sueña. Pues en mi mente agrietada con recuerdos tuyos, sólo puedo soñar contigo.

Feliz cumpleaños.

Imagen
Lo intento todos los días, creer que estás bien, que me quieres lejos; intento alejarme. Me bastó escuchar tu voz esta noche para darme cuenta que estás lejos de desvanecerte y no pude evitar llorar después. Aún te necesito, más de lo que esperaba, mucho más de lo que quisiera. Hoy es tú cumpleaños y después de todo no estuvimos juntos. Te extraño.

Lunes.

Terminó. Lo supe desde el momento en el que decidí revelar mi identidad. Sentí que después de haber llegado tan lejos, era momento de dejar mi sombra y materializarme en la persona que jamás pensaste que sería. Quería que me vieras como yo te veía desde hace tiempo. Quería comenzar a ser. Fuiste luz en los días solitarios en los que descansaba mi alma, y me gustaba cómo se sentía la nostalgia mientras te veía mirar hacia la nada; estabas tan muerto como yo. Y ahora, siendo lo que soy, te digo hola cada mañana, pero ya no eres el sueño. Ahora que puedes verme, no puedo sentirte.