Amarillo.

Me quedé dormida.
Y cuando desperté, me di cuenta que el tiempo había pasado y yo era más vieja. Pero no más lista.  Se desvaneció en segundos el recuerdo del sueño que tuve el día de ayer, el ayer que fue hace casi ocho años.
Un árbol de durazno, ojos que jamás había visto y las casas más solitarias del mundo. Poderes sobrenaturales y mis mayores deseos cumplidos. Todo perdió contexto en cuanto miré la luz del día y la enfermera tomó mi mano.

-Bienvenida.-
-¿A dónde, señorita?-
-Al futuro.-

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